domingo, 31 de agosto de 2008

ALMORZANDO CON MIRTHA LEGRAND - PARTE 1

ALMORZANDO CON MIRTHA LEGRAND - PARTE 2

sábado, 30 de agosto de 2008

FOTOS PRENSA












viernes, 29 de agosto de 2008

ARTE DE TAPA

Síntesis

Polemico y controvertido como todo aquel destinado a ser un grande en lo suyo, Roberto Piazza supo ganarse un lugar en el universo de la moda no solo a nivel local , sino a escala internacional.

Sin embargo, detrás del hombre de fama y éxito que recorre las pasarelas bien plantado y seguro de sí mismo, se esconde en el pasado no muy feliz y turbulento de alguien que, siendo todavía muy chico, tuvo que vérselas con el lado salvaje de la vida. Desde una niñez en Santa Fe teñida por el abuso sexual hasta el vértigo de su desembarco en la ciudad de Buenos Aires a los veinte años, nada es ajeno al mundo de Corte y Confesión.

Y ahí están entonces los excesos con las drogas y el sexo, las relaciones amorosas, el estrecho vínculo con divas de la talla de Mirtha Legrand y Susana Giménez, el contacto -y roce- con colegas y competidores. Pero también, un estilo de vida que se deja ver en la pasión irrefrenable de llevarlo todo al límite para llegar a un estilo único, a una forma tan personal como indeleble de entender en la moda.

Por eso, más que una autobiografía, este libro es el testimonio vivo y en primera persona de un artista que se quita las ropas del personaje para vestirse con la desnudez de lo humano: alta costura de la mano de Roberto Piazza.

Biografia



Roberto Piazza nació en Santa Fe en 1959. En esa ciudad estudió Bellas Artes y comenzó a trabajar en la industria de la moda en 1976.

En 1982 llegó a Buenos Aires, ciudad en donde hizo realidad su sueño de éxito y fama. Si bien desde sus comienzos sus colecciones fueron bien recibidas, es con “Tango Argentino”, en 1988, que sacude al mundo de la moda y recorre las pasarelas de Roma, Madrid, Budapest, Curazao, Río de Janeiro y Santiago de Chile. En adelante, su carrera no conocerá limites y su prestigio se eleva a escala internacional. Desde 1991 se dedica a la enseñanza.

En 1977 funda el Instituto Superior de Diseño y Belleza Integral, un emprendimiento reconocido como Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación que cuenta con varias filiales en todo el país.

Tiene programas propios de radio y televisión, y ha incursionado como actor en obras teatrales compartiendo elenco con nombres de primer nivel de la escena local. Corte y Confesión es su primer libro.

miércoles, 27 de agosto de 2008

SUEÑOS

Transpiro, tengo frío, estoy afónico, duro. El año pasado me hinché mucho y engordé casi diez kilos debido a los corticoides que tomaba para que me retornara la voz y así poder continuar con el musical Roberto Piazza canta su vida. Claro, no era un trabajo salubre. Mi querido psicólogo Horacio Helou me lo advirtió.

En mis noches de insomnio me visitan los espectros. El de la enfermedad es uno de ellos. El mismo que me visitó hace dieciocho años, cuando la muerte llamó a mi puerta. En esa ocasión no le abrí. La toqué con mis manos y con mi cuerpo la esquivé.

En otro sueño, mi padre está detrás de un vidrio. Está muerto, me mira enojado y me llama al igual que la muerte. Desperté sudado, agitado y asustado. El sueño se repite muchas noches, durante años; de todas maneras mi psicólogo dice que estoy mejor.

Cuando se aproxima la víspera de una colección o un estreno, cuando me expongo a la crítica y me pongo a prueba ante los demás, sobre todo ante papá: qué nervios, qué ansiedad, para que sepa que sirvo para algo, que hay cosas que hago bien… y regresa el fantasma. Al otro día despierto, desayuno en silencio, pongo música, recorro la casa y despacio el fantasma se aleja.

Mis días son lindos y felices pero tengo que reponerme de la noche. La noche me cansa, me hunde, y de esas tinieblas resurjo día tras día, con alegría, con fuerza. Cuando se me pasa el efecto de los ansiolíticos soy Roberto Piazza de nuevo, hago gym, escucho música y salgo a pelear la vida.

ASI SOY

Así soy

Acabo de cumplir cincuenta años. ¿Pocos o muchos? Parece que lo más importante fue haber despertado. A veces quisiera desaparecer, pero aquí estoy, un domingo terrible de un otoño triste.

No quiero envejecer, quiero volver hacia atrás, porque el tiempo se consume entre los dedos: se me escapa y no puedo retenerlo. Corro contra mi propio reloj, aunque sé que es un sueño nada más. Estoy cansado, sin embargo una fuerza interior me empuja cada día, luego del mediodía, a duplicar mis energías, a no parar, a seguir con la fuerza inercial de mi interior en erupción, hacia adelante, hacia donde está el Sol, hacia la vida de color anaranjado.

Disfruto de mi éxito actual. Sí, claro, soy un poco resentido. Soy un exitoso resentido, para ser más exacto. Pero un resentido al fin y un exitoso por fin. Siento ese triunfo como si fuese una revancha, una batalla más que gané. No es fácil el éxito en este bendito y maltratado país.

No soy diferente a nadie, soy una copia infiel de tantos mortales que andan caminando por la ciudad.

Me casaré con mi chico, mi pareja-amigo-novio-socio. Quizá haga un gran escándalo. Quizá me compre una quinta. Quizá me vaya de vacaciones. Quizá siga loco como ahora haciendo de todo. Mis vestidos son mis mujeres amantes y tengo mil planes: desfiles, música… Mientras, como decía un poeta maldito, un pueblo de demonios danza en mi cabeza.

Aunque quizá me tome diez cajas de pastillas y me duerma para siempre. Lanzarme desde un piso alto me da vértigo. No sé. Eso aún es un plan lejano, cuando no me dé más el espejo y, como dice la canción, no haya nadie que me quiere más tener. ¿Existirá el día en que nadie quiera más tenerme? ¿Cómo será? Qué miedo me da, qué soledad. Aún recuerdo el olor del primer sexo maldito.

Aún recuerdo el maravilloso aroma de mamá. Sus ojos, su llanto, su angustia, su belleza, su pelo suave. Sus adornos. Recuerdo a la nona Cata y su figura erguida y su aroma a jazmines. Aún recuerdo al fachero machista de papá y sus músculos maravillosos.

Mi casa, tan hermosa, tan de cuentos, tan siniestra y diabólica. Y descubrí que los reyes magos no existían… Y allí el nene se transformó en adulto a la fuerza.
Mi barrio, el puerto, la isla, el olor a río revuelto. Todos los años, un día previo al comienzo del verano, el aire se llenaba de un aroma a flores frescas. Una vez por año Dios bajaba a la tierra. Yo lo sentía.

Recuerdos de tantas cosas. Y te extraño tanto mamá. Lo demás no importa, sólo son fantasmas negros que a veces regresan y yo los repelo con mi escudo antiláser de última generación que conseguí en el mercado negro de armas nucleares, donde también compré un rayo paralizante de macabros sueños y pesadillas. Tarda unos segundos en hacer efecto y es un arma muy eficaz.

Pero con vos, vieja, no hay arma que pueda teletransportar tu alma y tu inmenso amor, ese que busco en todos, por todos los rincones para volver a sentirlo. Te fuiste muy temprano. Yo pretendía que te duermas a mi lado los domingos y que riéramos felices en el último desfile de modas.

La casa está en silencio. Mi cabeza duele de recuerdos. Sólo se escucha un auto pasar. Seguro en un rato comenzará el movimiento de la maison: “Roberto, la comida está servida”. Ah, sí, la vida sigue, como siempre.

AL LECTOR

Un buen día como tantos otros me predisponía a luchar con clientas, costureras, secretarias, a discutir con mis amigos y a pelear conmigo mismo. No hubo nada de eso. Ese día me llamaron para conversar la idea de escribir un libro. Un libro para contar mis historias, mis sentimientos, mis ideas. ¿Un libro, yo? ¿Yo, un libro? Lo tengo que pensar. No sé. Esperé. Lo pensé… dos segundos después, acepté. Una biografía. ¿Una biografía? Un punto en el camino, un registro de mis desastres, de mi amor, de mis triunfos, de los fracasos, de la colección de retazos de vida que cargo en la mochila de la experiencia. ¿Por qué no? Pero ¿a quién le interesa lo que yo pueda escribir? A mis amigos, a los que me alientan y me piden que no afloje, quizá a mí mismo como si fuera un descanso en mi largo peregrinaje, un refugio donde desplegar mapas y estudiar el camino por venir. Una huella que dejo en el camino de la vida. Escribir mis recuerdos. Una bitácora rota que registra pero no puede indicar el rumbo de su nave.

Me asalta la duda. ¿Seré fiel a mí mismo? Recuerdos, sí. Me dije un día: soy lo que soy, mi propia creación y mi destino. Nos hacemos como pintamos una tela. Somos una obra de arte. Dupliqué mi creación en el taller y en la calle, me hice a mí mismo. Luché contra mí mismo. Los abandonos. Los fracasos. Los miedos. El éxito. El amor. Todo dejó una huella en mi alma. Me siento tan indestructible. Me siento tan vulnerable.

Tuve que aprender a vivir, a pedir perdón, a comprender para no odiar, a odiar para sobrevivir, a no rendirme en un campo de batalla minado día a día, cercado por los fantasmas.
Levantarme y saber que aquí estoy yo, Roberto, y que aquí, aquí me quedo. Una colección de crepúsculos.

Aprendí a pedir amor cuando es necesario, a disfrutarlo y a resignarme cuando me falta y, sobre todo, a no volver a callar, nunca más, ante nada ni nadie.

Prometo que a lo largo del libro seré fiel sólo a mi pasión, este es un libro abierto a mi propia incredulidad. Mi biografía no será tanto una colección de lo que entiendo sobre mi vida, sino una arena donde intentaré comprenderla junto a ustedes. No es modestia: es asombro, es un juego de apariciones.

Voy a pasear por todas las épocas de mi vida y de mi carrera profesional: todos los estados, todos los colores y los sonidos que en mi existencia dejaron sus huellas.

¿Quién pudiera no mirar atrás y seguir el camino prometido por Dios? No puedo dejar de mirarme en el espejo de mi propia historia. ¿Estaré condenado, igual que la esposa de Lot, a volverme una estatua de sal por aferrarme a un sitio en llamas? Sodoma caía abrazada por el fuego, como cayó mi casa paterna, mientras huía en busca de una vida digna y un amor verdadero. No creo en el futuro sin pasado, ni en la felicidad sin presente. Soy quien soy, quien fui con mi vida tal cual la viví.

A pesar de tanta belleza y tanta poesía que hoy me acompañan, no puedo dejar de mirar atrás. Gracias por estar conmigo. A los que están, a los que estuvieron y a los que estarán. Pues yo he vivido a mi manera y así soy muy feliz.

EN TODAS LAS LIBRERIAS

Mamá lo sabía...

Mamá lo sabía, sospechaba. Pero nunca se animó a decir nada. No podía defenderme. Estaba tan paralizada como yo. Así como la amaba, la amo y la amaré, nunca tuvo la suficiente fuerza espiritual para defender a su hijo, ni a sí misma.

martes, 26 de agosto de 2008

ADELANTO DEL LIBRO

Cercanos al Apocalipsis, tenemos la oportunidad de poner cada cosa en su lugar: que los violadores sean identificados y que las víctimas descansen en paz, libres de las falsas culpas que les han adosado sus agresores. Es hora de que se termine la farsa satánica de acusar al indefenso abusado.
Acepto llevar la antorcha de la liberación de todos los que sucumbieron como yo ante el inmenso poder de la oscuridad, que en mi caso poseyó por entero a una cercana persona de mi familia.

Roberto Piazza

viernes, 22 de agosto de 2008

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